jueves, 20 de agosto de 2015

Una corta historia

Hola querido lector,

Te voy a contar una historia, la historia de una mujer que ama la aventura y vive enamorada de las primeras veces. Se trata de una mujer totalmente volátil, que si algún día tienes el placer de conocerla, sabrás que no existe ninguna mujer como ella y que quizás probablemente la veas una sola vez en tu vida, porque resulta que es una mujer pasajera, jamás se queda demasiado tiempo en un mismo lugar, le gusta moverse y explorar nuevos lugares; así que, ten por seguro que si un día te sientas a tomar una café con ella, posiblemente te marque por el resto de tu vida, pero ten cuidado, porque al siguiente día se habrá marchado ya. No interesa si te juró amor eterno, aunque de hecho ella jamás jura nada, pero sí da su palabra, no importa si te ha dicho que estará siempre ahí para ti  porque ni siquiera ella cree en los "para siempre" Bueno, ella intentará estar a su manera, como ella sabe hacerlo; sin embargo, igual se marchará. No te confíes de lo que dice, usualmente está cambiando de opinión, incluso hasta sus convicciones cambian en ciertas ocasiones, así que es una mujer inesperada. Aparentemente es una mujer normal, pero en el fondo está loca, ella lo sabe y lo admite. Su defecto es ser extremista, quiere estar corriendo a toda velocidad en la vida o quiere quedarse quieta por completo.
A veces le fallan sus constantes. Toma café, mucho café en leche y sin azúcar. Su debilidad son los Starbucks y las buenas conversaciones. Le gusta la gente auténtica con cuatro dedos de frente y que sonríe, así la contagian un poco porque a veces raya en la exageración de la seriedad. Suele ser sarcástica con quien le cae mal y molesta demasiado a quien le gusta. 
Te hablé ya de que es extremista? Pues bien, lo es. Y por eso, a veces va en contra de sus propios límites, siempre busca más. Una vez se lanzó de un puente y le gustó tanto que, luego de lanzarse del puente pensó seriamente en hacerlo desde un avión. 
Quiere ser puntual como su padre, lo intenta incansablemente, pero a veces no se le da y se cabrea. La prudencia la heredó de su abuelo, a quien quiere mucho; y la disciplina e independencia la aprendió en el deporte. 
No soporta la falta de lealtad, la traición. No cree en la labia, no cree totalmente en la religión, a veces no cree en nada ni en nadie. 
Ahora que tienes una idea de cómo es esta mujer, empecemos con la historia, o mejor no. Si empiezo a escribir una historia ahora, mejor esperen la publicación de mi libro. Me tomará algo de tiempo ahondar en ciertos detalles.

Desde el otro lado del contiente,
Tatiana

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