En medio de tanta mierda, de tanto estrés y de todo aquello que como persona me es "empuctante" (de existir la palabra, claro está) hago un viaje que no sólo comprendió de agrios momentos, tolerancia y trabajo, sino también un viaje que compartí con mi señor padre. Analizaba que jamás en mi corta vida había compartido un viaje con papá y resultó ser muy especial por las charlas que mantuvimos, por los lugares que recorrimos y porque te das cuenta de que es fácil para un hijo juzgar la labor de su padre.
Confesaré que hubieron algunas lágrimas de por medio entre tantas palabras que ahondaban en mi alma y en mi mente, entre relatos que nunca antes había escuchado. Dios y su tiempo perfecto, Dios y sus maneras tan especiales de sorprendernos. Papá y yo coincidimos a finales de junio en un viaje que me hace admirarlo más y darme cuenta del gran hombre, pese a cualquier error, que tengo como papá. Creo que eso es lo único que aspiro de mi vida... momentos de calidad, momentos inolvidables!
Por si preguntan , el viaje fue a Pastaza, Ecuador. Y nuestra estancia fue en la Hostería El Jardín, un lugar mágico para descansar y desconectarse de todo. (No, no soy dueña del lugar, ni tengo descuentos por mencionarlo, simplemente me ha parecido hermoso y ya.) Fin.
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